PARTICIPACIÓN ESCOLAR DE LAS FAMILIAS
Lamentablemente la participación de los padres en el proceso educativo ha ido en declive, la vida laboral no permite que los padres se involucren plenamente en la educación de sus hijos en los centros escolares, lo cuál no priorizan por necesidad económica.
Existe una directa conexión entre el rendimiento académico de los estudiantes con la participación de los padres en la educación de sus hijos; además el estudio señala que entre a más temprana edad se se establece una conexión entre los padres y el proceso educativo de sus hijos, se crea una base más sólida para el éxito del estudiante, ya que los padres y familiares son el primer modelo de los hijos, por ello su educación ha de apoyarse en ellos.
Además, cuando hay una buena comunicación entre los padres y los maestros, disminuye el absentismo, el rendimiento académico aumenta, aspectos como la comprensión y la fluidez lectora mejoran cuando hay participación de los padres, aún más si los papás dedican tiempo para leer con sus hijos, ya que los alumnos saben que sus papás están al pendiente, tratan de mejorar por ellos, se sienten más motivados a aprender y mejorar sus calificaciones.
El beneficio se extiende a todas las edades. Aunque normalmente se habla del beneficio en alumnos de preescolar o primaria, hay otros estudios enfocados en alumnos de bachillerato. La participación de los padres marca una diferencia en todos los niveles aunque, es más importante en edades más tempranas, cuando los estudiantes comienzan a tener independencia la presencia de los padres debería ser menor.
La participación de los padres mejora el desempeño de los docentes. Cuando los padres tienen mejor comunicación con los maestros, ellos aprenden a valorar más su trabajo y los desafíos que ellos enfrentan, lo que hace que el docente se sienta valorado. También los ayuda a conocer más al alumno, lo que permite enseñarle de manera más personalizada y efectiva.
También existen varios casos donde el involucramiento de los padres es excesivo, cuando los padres llaman o buscan constantemente a los maestros para estar monitoreando la evolución de sus hijos, lo que quita mucho tiempo a los docentes además de que puede dañar la autoestima tanto del docente como del alumno.
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